José Tomás, el divino

No me importa mucho los que otros portales digan de lo que pasó este domingo, mas bien sus crónicas se quedan muy cortas. Hoy quiero dar fe, y esta es exclusivamente mi personal opinión, de que a Dios, le apetecía torear y decidió bajar a la tierra, concretamente a Morelia, y se hizo hombre, encarno en José Tomás, decidió vestirse con un precioso terno en verde menta y oro bordado, en corazones Belmontinos (coincidencia, vistió en su última corrida en Querétaro con ese terno y ayer reapareció con el mismo color, lo mismo hizo en Barcelona pero de azul y oro), parecía un príncipe. Al iniciar el paseíllo se desmonteró, recibiendo la primera de tantas ovaciones nada mas asomar por el túnel de cuadrillas, ya en su burladero miraba al tendido de una plaza casi llena para verle, y hacia un gesto de complacencia, se le veía contento. Al salir su primer toro le dio unas verónicas con una hondura y un arte que hicieron que esos miles de aficionados brincarán de sus asientos como impulsados por un resorte gritando al mismo tiempo, Olé!, remató la serie con una media portentosa, y entonces la sonrisa como diciendo ahí voy, para entonces los poquísimos que tenían duda habían desaparecido, tomo la muleta y comenzó su serie por alto a una distancia muy cortita, el público percibía la verdad y el compromiso en cada lance rematando por abajo y ahí rompió la tarde, entonces eso se convirtió en un manicomio, las tandas por el lado derecho eran ajustadísimas y los naturales eran monumentos, lentos, lánguidos, excelsos. Volteábamos al tendido y había gente que se ponía las manos en la cabeza, muchos mas, mujeres, hombres, jóvenes ó mayores, lloraban por los que estaban viendo, gritos como pedazo de torero, maestro, brujo, gracias José Tomás, Mesías del torero ó Dios del toreo apenas enuncian lo que se escuchaban, los sombreros caían al ruedo y el torero miraba al tendido agradeciendo las manifestaciones de afecto, la espada nos impidió verle cortar un rabo y nos sacó a todos del trance, le dieron la oreja pero merecía dos. Antes de que saliera su segundo paso algo muy especial, llovía de manera intensa en el toro anterior, el de Teodoro Gómez, y José Tomás miraba al cielo viendo como las nubes negras amenazaban, caían rayos y se oían estruendosos truenos que cimbraban a la monumental por varios minutos, entonces el torero esperaba la salida de su segundo toro miro nuevamente al cielo y en instantes la tempestad había cesado y salía el sol, coincidencia? no lo se, pero alguno llego a comentar, éste tiene pacto divino!. Los mandiles que le propino con el capote fueron una sinfonía y el remate supo a gloria, la plaza de nuevo en píe, salio a brindar a todos la faena, nadie sabe porque , el toro parecía que no valía nada, pero él quería la gloría de la puerta grande y después de la primera serie paso lo imposible, el toro comenzó a embestir humillado a la muleta, los derechazos fueron soberbios y los naturales de un arte carísimo, uno especialmente a cámara lenta logrado solamente porque el torero tiene un aguante de otro planeta, y pasa que José Tomás le funciona todo ante el toro, la cabeza, el corazón, el arte y además tiene un par bien puestos, que valor, aguanto una colada terrible y un derrote seco sin moverse, se quedo quieto, salvó la cornada solamente porque en la última fracción de segundo sacó la muleta y el toro obedeció no sin antes tocar la casaquilla con la pala del pitón, ese momento concluyó en el paroxismo total. La gente volcada con el torero en una imagen que no recuerdo haber visto nunca, simplemente porque ningún torero había sido capaz de dejar su impronta en un ruedo Mexicano de esa manera, para mi no es el número uno, eso es solo una estadística, no es el mas grande de todos los tiempos, es algo mas grande que eso, es el medio que Dios determino usar y oficiar la liturgia del toreo para llegar a todos nosotros cuando le da la gana ponerse a torear!, José Tomás ha reinventado el toreo!, y es una leyenda viviente, mis ojos y los de miles fueron testigos de los que estoy diciendo. Yo también lloré, y en estos momentos me embarga una felicidad única, que solo un aficionado realizado puede tener, no pude dormir, toda la noche soñé el toreo, sigo en trance, las imágenes me viene a la cabeza y las lágrimas se me salen, estoy enfermo, estoy enfermo de arte, estoy enfermo de José Tomás y no quiero despertar de este sueño, cuestionándome si lo merecemos. Si lo quieres comprobar tienes que verlo, porque a José Tomás hay que verlo para creerlo, bueno primero Dios! .

Por Exhortado.